El hombre representó primero a la mujer. Si no hubiésemos conservado de los tiempos iniciales de la Prehistoria más que las imágenes esculpidas o modeladas, podríamos creer que los veinticinco primeros milenios del Homo sapiens sapiens estaban poblados sólo de mujeres. Hace unos 25.000 años, con la civilización gravetiense, aparecen las célebres Venus, las primeras esculturas "de pie", todas femeninas. En bajorrelieve o de redondas protuberancias, de marfil o de piedra, estas mujeres no son tan diversas. De Laussel a Grimaldi y Willendorf, del Atlántico al Mar Negro, a lo largo de toda Europa, proceden todas del mismo riguroso esquema de construcción:su estricto código nos indica que se trata de símbolos.
Años más tarde, en el transcurso del IX milenio, aparece en Levante el Neolítico, que se difundirá poco a poco hacia el Norte de África, Asia Central y toda Europa. Tanto en Oriente como en Europa, nos ha dejado esas estatuillas femeninas de piedra o arcilla cocida, cuyas formas no andan muy lejos de las venus paleolíticas y que los arqueólogos llaman "diosas madres" o "diosas de la fecundidad". Estas "diosas madre" nos dan testimonio de un panteón y de una sociedad matriarcal, regidos por un principio femenino. Los arqueólogos de la cuenca mediterránea, imbuidos de civilización griega, invocaban a este respecto ciertos aspectos de la religión griega considerados como los más arcaicos, semejantes a aquellos que revelaban a los iniciados durante los Misterios de Eleusis y que se relacionaban con el culto de Demeter, diosa de las cosechas y de la fertilidad. La llamada "revolución neolítica" se manifestó como una revolución duradera, puesto que en los tiempos históricos las grandes civilizaciones de Oriente cuentan entre sus principales figuras con una Gran Diosa (Istar, Astarté).
Como estamos viendo, primero vino la divinización del principio femenino, al menos como fuente de vida: principio bien presente, tal como hemos dicho, en las religiones orientales, difuminado en los monoteísmos del judaísmo y luego del Islam, que regresa con fuerza en el monoteísmo más pagano del cristianismo. Pero esa será ya otra historia.
No hay comentarios:
Publicar un comentario