Esta finde nas Xornadas de bibliotecas Escolares puidemos ver un video feito pola Comunidade de Madrid sobre os perigros de subir imáxenes a internet, que para min foi impactante.
Cólgovolo como unha chamada para que reflexionemos todos, porque sexa como sexa dende o momento que subimos unha foto a internet queda fóra do noso control.
Cólgovolo como unha chamada para que reflexionemos todos, porque sexa como sexa dende o momento que subimos unha foto a internet queda fóra do noso control.
Así que... cando publiques algo pénsao ben.
1 comentario:
La verdad es que hay muchas cosas de las que no nos damos cuenta de su gravedad. Este puede ser un ejemplo. Ponemos nuestra imagen, nuestros gustos (¡incluso nuestros datos personales!) en Internet y esto acarrea unas consecuencias. ¿Por qué lo hemos hecho? Porque sí… porque mola ser “famosos”: ya que –por ahora- no podemos salir en un programa de televisión, pues nos “creamos” uno propio y aparecemos en la Red. ¿Por qué ese afán de notoriedad tan tonto? Realmente, ¿qué conseguimos saliendo en la Red? A veces nada, simplemente salir. Otras veces queremos hacer amigos, bien, pero… ¿no hay otra manera? ¿Compensan las posibles consecuencias de nuestra aparición en la Red en relación con lo que nosotros queremos conseguir? Un poco de reflexión antes de mostrarnos en Internet no vendría mal. De todos modos, esto es un apéndice de nuestro comportamiento en las demás facetas de nuestra vida, donde la improvisación y el atolondramiento dominan. Aunque también hay que convenir que, por otro lado, es una paradoja dentro de alguno de nuestros valores: concretamente el derecho –y casi el deber- a la intimidad: no queremos que nadie sepa, por ejemplo, las notas con las que nos han calificado en un examen: en la Universidad las asociaciones estudiantiles consiguieron ya hace tiempo que no se hicieran públicas estas listas, y en los Institutos parece haber ciertas “instrucciones” para preservar esta intimidad, aunque todavía queda mucho camino por recorrer. No dudamos en quejarnos de lo que hacen los demás, pero, cuando depende de nosotros mismos, no dudamos en publicar nuestra foto, datos personales, gustos, costumbres, etc. en Internet... ¡Qué “consecuentes” somos en bastantes ocasiones! Por tanto, yo deduzco que el problema no es la pérdida de intimidad a la hora de aparecer en Internet, sino la irreflexión generalizada en nuestros comportamientos.
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